No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu: Predica Cristiana

Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Zacarías 4:6

Cuando pensamos en un ejército, nos imaginamos estrategias bien calculadas, armas poderosas, soldados preparados y tecnología avanzada. Todo esto representa poder y dominio en el ámbito humano. Sin embargo, la Palabra de Dios nos desafía con un principio que va en contra de la lógica terrenal.

Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.

  • Zacarías 4:6

Este mensaje nos recuerda que la verdadera victoria no proviene de nuestras habilidades, recursos o esfuerzos, sino del poder del Espíritu Santo.

Esto se puede ver en muchas partes de la palabra

Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.

  • Éxodo 14:14

Dios es quien pelea nuestras batallas y nos da la victoria cuando confiamos en Él.

Porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.

  • Deuteronomio 20:4

No dependemos de nuestra fuerza, sino de la intervención de Dios en nuestras luchas.

Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.

  • Salmo 20:7

Mientras otros confían en su poder terrenal, nosotros confiamos en el poder de Dios.

Estos versículos reafirman que la verdadera victoria viene solo a través del Espíritu y la fortaleza de Dios, no por nuestra propia capacidad.

Así que solo a través de Él podemos obtener la victoria. No se trata de nuestra capacidad, sino de Su poder

Y la victoria para nosotros, los cristianos, no se asemeja al éxito que el mundo define. ¿Sabe cuál ha sido la mayor victoria en la historia? Fue la crucifixión de Cristo, una narración trágica en la que fue maltratado, golpeado y azotado, tal como se menciona en Isaías 53:5:

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Sin embargo, Él resucitó al tercer día, y tú y yo, que hemos creído y mantenido la fe, nos uniremos a Él. ¡Aleluya!

Así que la victoria nuestra está en permanecer en Él, en serle fiel en todas nuestras temporadas y en seguir batallando.

Historias de Ejemplo sobre la Dependencia en Dios

A través de las escrituras, encontramos numerosas historias que nos ilustran sobre lo que significa depender de Dios y de su Espíritu Santo. La primera de la que quiero hablarles es la de Gedeón.

1. Gedeón: La victoria con solo 300 hombres

Israel estaba siendo oprimido por los madianitas, y Dios llamó a Gedeón, un hombre temeroso, para liberarlos. Aunque se consideraba débil, Dios le aseguró:

🔹 «Jehová está contigo, varón esforzado y valiente» (Jueces 6:12).

Dios redujo su ejército de 32,000 a solo 300 hombres para que la victoria fuera claramente suya. Armados solo con trompetas, cántaros y antorchas, los israelitas sembraron confusión en el campamento enemigo, y los madianitas se destruyeron entre sí.

📖 Lección: La victoria no es por fuerza ni número, sino por la dirección de Dios. (Jueces 7:2)

2. David y Goliat: Fe sobre fuerza

El ejército de Israel temía a Goliat, un gigante filisteo. Pero David, un joven pastor, confió en Dios y declaró:

🔹 «Tú vienes a mí con espada y lanza, pero yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos» (1 Samuel 17:45).

Con solo una honda y una piedra, derribó a Goliat, demostrando que la verdadera fuerza no está en las armas, sino en la confianza en Dios.

📖 Lección: No importa cuán grande sea el desafío, si confiamos en Dios, Él nos da la victoria. (1 Samuel 17:47)

3. David y los filisteos 2 Samuel 5 del 17 en adelante: Esperar la estrategia de Dios

Después de ser ungido rey, David enfrentó a los filisteos, quienes lo atacaron al saber que gobernaba Israel. En lugar de apresurarse, David consultó a Dios, quien le respondió:

🔹 «Sube, porque ciertamente entregaré a los filisteos en tu mano» (2 Samuel 5:19).

David venció en Baal-perazim, pero los filisteos volvieron. Esta vez, Dios le dio otra estrategia:

🔹 «No subas; rodéalos y atácales por detrás de los árboles» (2 Samuel 5:23).

Cuando David siguió la dirección de Dios, obtuvo una victoria total.

📖 Lección: No debemos confiar en nuestra propia estrategia, sino buscar la dirección de Dios en cada batalla. (2 Samuel 5:24-25)

4. Testimonio Personal

Hace algunos meses, me encontraba en un trabajo que no me agradaba, no por las tareas en sí, sino por las personas que me rodeaban. Eran individuos muy groseros, irrespetuosos y en muchos casos, hipócritas, que hablaban mal de la mayoría de las personas a su alrededor.

El ambiente era extremadamente pesado y, para empeorar las cosas, el supervisor era grosero y tenía un carácter volátil, casi bipolar.

Estaba orando al Señor para que me sacara de ese trabajo, pero que se cumpliera Su propósito. Con el tiempo, comprendí ese propósito; muchas áreas de mi vida que eran débiles se fortalecieron. Pude ser luz incluso en medio de tanta oscuridad y maldad.

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Un día, mientras me dirigía al trabajo, solía ir con el supervisor. Esa mañana fue una de esas en las que todo parece salir mal: no encontraba las llaves y, de hecho, salí sin mi cartera.

Llegué unos minutos tarde y, para mi sorpresa, el supervisor estaba ya saliendo, así que cuando llegué, me recibió con malas palabras y insultos, lo que me llenó de gran ira. Sin embargo, le dije amablemente que se fuera, que yo podía llegar solo.

Al salir de allí, el coraje era tanto que preferí regresar a casa. Me arrodillé y le dije al Señor que no volvería a ese lugar, que Él me guiaría y proveería para mí. Durante ese día, mi esposa fue un gran apoyo; estuvo a mi lado y me animó con la Palabra y la ayuda del Espíritu Santo.

Más tarde, reunidos en familia y compartiendo lo que había ocurrido, decidimos orar. Justo cuando íbamos a comenzar la oración, recibí una llamada de mi jefe anterior, quien me dijo que me llamaba para convencerme de regresar a trabajar con él. Me ofreció un mejor salario y un horario más conveniente. Ahora trabajo tranquilo y Dios está haciendo cosas maravillosas en nuestras vidas.

¿Quién lo hizo? Cristo. No fue con mis fuerzas, sino con Su Espíritu y Su poder. Cuando buscamos ayuda en el Señor y dependemos de Él, nos guiará hacia nuestro propósito, porque no es con ejército ni con fuerza, sino con Su Espíritu.

Entonces ¿Qué significa depender de Dios?

Depender de Dios no significa ser pasivos ni quedarnos sin hacer nada esperando que Él lo haga todo. Tampoco significa ser perezosos.

Depender de Dios significa movernos en obediencia a Su propósito para nuestra vida. A lo largo de nuestro caminar, el Señor nos revela de muchas maneras Su voluntad, y es nuestra responsabilidad prestar oído y actuar conforme a ella.

Ahora ¿Qué pasa cuando tratamos de hacer las cosas en nuestras propias fuerzas y no en las de Dios? o ¿Como se ve alguien que actúa en sus propias fuerza?

El te cuida

Alguien que actúa en sus propias fuerzas y no en las de Dios suele manifestar ciertas actitudes y comportamientos que reflejan su autosuficiencia y falta de dependencia en el Señor. Aquí hay algunas señales claras:

1. Vive con preocupación y ansiedad constante

Cuando confiamos en nuestras propias fuerzas, sentimos el peso de todo sobre nuestros hombros. Nos preocupamos en exceso por el futuro, por si las cosas saldrán bien o si tenemos suficiente capacidad para lograr lo que queremos. La paz que viene de Dios se pierde y en su lugar hay un estado constante de estrés.

📖 Filipenses 4:6-7 – «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.»

2. Se esfuerza demasiado sin resultados duraderos

Una persona que actúa en sus fuerzas puede esforzarse mucho, hacer planes, trabajar duro, pero muchas veces los resultados no son los esperados. Se siente agotada porque depende de su capacidad y no de la dirección de Dios.

📖 Salmo 127:1 – «Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.»

3. Se frustra con facilidad y cae en la queja

Cuando las cosas no salen como quiere, se llena de quejas y desánimo. Se siente impotente, porque está confiando en sí mismo en lugar de confiar en Dios. A menudo, las palabras que salen de su boca reflejan más queja que fe:

  • «No entiendo por qué Dios no me ayuda.»
  • «Estoy haciendo todo lo posible, pero nada cambia.»
  • «¿Por qué a otros les va bien y yo sigo estancado?»

📖 Filipenses 2: 14-15 Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;

4. Toma decisiones impulsivas sin consultar a Dios

En vez de buscar la dirección del Señor, se deja llevar por su propia lógica, emociones o lo que parece correcto en el momento. No ora ni espera en Dios, sino que se apura en actuar.

📖 Proverbios 3:5-6 – «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.»

5. Se siente agotado y sin fuerzas

La autosuficiencia es agotadora. Cuando alguien confía solo en su propio esfuerzo, llega un punto donde se siente vacío, cansado y sin motivación.

📖 Isaías 40:31 – «Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.»

6. Se enfoca más en su capacidad que en la gracia de Dios

Cree que su éxito depende de lo que sabe, de su experiencia o habilidades. Le cuesta reconocer que todo lo que tiene y todo lo que logra es por la gracia de Dios, no por su esfuerzo propio.

📖 1 Corintios 15:10 – «Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo; antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.»

7. Tiene miedo y duda en vez de fe

Cuando alguien depende de sí mismo, el miedo y la duda toman el control. Como confía en sus propias fuerzas, se siente inseguro cuando las cosas no salen como esperaba. Empieza a cuestionar su llamado, a dudar de las promesas de Dios y a temer al futuro. En lugar de avanzar con fe, se paraliza por la incertidumbre.

📖 Santiago 1:6 – «Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.»

📖 2 Timoteo 1:7 : «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.»

Conclusión

Hoy, Dios nos recuerda que no es con nuestras propias fuerzas, sino con las de Él. Nuestra seguridad no está en lo que podemos hacer, sino en lo que Él hace a través de nosotros.

Si te sientes cansado de luchar solo, Cristo te dice:

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”

  • Mateo 11:28)

Si aún no has recibido a Cristo en tu vida, hoy es el día para hacerlo.

🙏 Oración: «Señor Jesús, hoy vengo a Ti reconociendo que te necesito. Confieso que he pecado y creo que moriste en la cruz por mis pecados. Te recibo como mi Señor y Salvador. Guíame, fortaléceme y ayúdame a confiar en Ti en todo momento. Amén.»

Recuerda, la victoria no es por nuestras fuerzas, sino por Su Espíritu. ¡Aleluya! 🙌🔥

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